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DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL

Día Mundial de la Salud Mental: cuidar nuestras emociones desde pequeños

El Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre) es una excelente oportunidad para trabajar valores como la empatía, las emociones y el bienestar desde edades tempranas.

Se celebra cada 10 de octubre, una fecha que nos recuerda la importancia de cuidar no solo el cuerpo, sino también la mente y el corazón. En la etapa de infantil, este día nos invita a ayudar a los niños y niñas a reconocer sus emociones, expresarlas y aprender a gestionarlas de manera sana y positiva.

Aprendiendo a sentir

Durante los primeros años de vida, los niños descubren el mundo a través de las emociones: alegría, sorpresa, miedo, enfado o tristeza. En el aula trabajamos cada día para que aprendan a poner nombre a lo que sienten, a respetar sus emociones y a entender las de los demás.
A través de cuentos, juegos y dinámicas, fomentamos el diálogo emocional y la empatía, dos pilares esenciales para su bienestar y convivencia.

La escuela como espacio seguro

En infantil, la escuela es mucho más que un lugar para aprender letras o números: es un entorno donde los niños se sienten seguros, escuchados y valorados. Promover una buena salud mental significa enseñarles que está bien sentirse tristes a veces, que pueden pedir ayuda y que siempre hay alguien dispuesto a escuchar.

Las rutinas, la expresión artística, el juego cooperativo y el cariño del entorno escolar contribuyen cada día a construir una base emocional sólida.

Cuidar la mente es cuidar el corazón

Los adultos —familias y educadores— tenemos un papel fundamental. Escuchar sin juzgar, dedicar tiempo de calidad, reforzar lo positivo y acompañar con afecto son gestos que fortalecen la salud mental desde la infancia.
Aprender a respirar, a relajarse o a compartir cómo nos sentimos son pequeños pasos que ayudan a que los niños crezcan felices y seguros de sí mismos.

Un mensaje final

En este Día de la Salud Mental recordamos que hablar de emociones es una forma de cuidar de nosotros mismos. Si enseñamos a los niños y niñas a reconocer y expresar lo que sienten, les estaremos dando una herramienta valiosa para toda la vida.

Porque una mente sana se cultiva con amor, comprensión y muchas sonrisas.